lunes, 20 de abril de 2009

El comienzo de mi desnudo integral

Pasas un mal momento y no eres capaz de hablarlo con nadie. Te encierras en ti mismo, como aquel pollito que no quiere salir de su cáscara. Estás a punto de explotar, necesitas sacarlo de alguna forma pero no sabes cómo. Es entonces cuando encuentras tu mejor aliado: el papel.
En él te desinhibes, plasmas todo lo que te pasa por la cabeza, sin temor a recibir una respuesta que no deseas escuchar. El papel te comprende, él te llena de la misma forma que tu lo llenas a él de vocablos en una única dirección. Te quita un gran peso de encima con cada punto y aparte, y te hace sentir realizado con cada letra. Además, no queda en el olvido, con sólo coger el papel y echar un vistazo puedes recordarlo todo al pie de la letra.
Te sirve de pañuelo, de consuelo, de recuerdo y de todo aquello que desees. No pone ninguna objeción a nada de lo que dices, quizás por eso me guste tanto, porque es una forma de autoconvencerme.
Y es que, en el fondo, estos papeles son un relato ordenado de una parte muy amplia de nuestra mente, que fluyen a través de cada pincelada y que quedan para siempre archivados en nuestras vidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario